Alguna vez se han detenido a pensar en todos esos amigos, que por una u otra razón, vamos perdiendo, hoy es mi momento, y este recuerdo viene a colación de haber visto el domingo pasado, a una nietecita de un gran amigo que ya no está. Al mirarla vi rasgos y expresiones de el, y no pude evitar hacer un recuento de lo que sería su vida si hoy estuviera entre nosotros, se que sería inmensamente feliz, porque tiene unos hijos maravillosos, son cinco, hombres y mujeres que supieron sobreponerse a tan temprana edad a su dolor de perderlo, y recordarlo como ese padre que definitivamente, querían tener. Acostumbran, utilizando la modernidad de la comunicación, a enviarle mensajes en su aniversario, con la esperanza que donde quiera que este, y si existe el facebook, el pueda leerlo en sus muros.
Se, que de estar con nosotros, hoy me comentaría de su satisfacción al ver en lo que se han convertido sus hijos. Tres mujeres, dos hombres, tres nietos, dos nietas y una por llegar. Si alguien me preguntara sobre su Talón de Aquiles, le diría, sin temor a equivocarme y definitivamente “sus hijos”, esos mismos hijos, que hoy son adultos exitosos, son compañeros y amigos, y si alguna nube cruzara sobre ellos, tratando de romper lo que con tanto cariño recuperaron, estoy segura de que no lo permitirían, porque han heredado de ti, la debilidad por la familia. De tus nietos, quiero contarte, que son niños maravillosos, que están recibiendo el mismo amor que tu le diste a sus padres, y que en algunos de ellos, tus gustos se repiten, hay mucho de ti en ellos, como también hay mucho de tu físico en tus hijas, es como dejar una foto tuya, pero con movimientos.
Si estuvieras aquí y me preguntaras si fue lo correcto irte, te diría con una rotunda y egoísta respuesta que “no”, que debiste quedarte, que tenias la obligación de seguir entre tus seres queridos, que tus hijos te necesitaban, que aun tenias mucha vida y alegría que dar. Pero la realidad, es que era tu momento, porque seres como tú, y siempre lo he dicho, no duran mucho en este mundo, tu misión había concluido, tu vida de conciliación y cariño hacia los que te rodeaban, ya había dado sus frutos, por eso querido amigo, hoy te digo sin dolor, “que hiciste bien”.