jueves, 25 de noviembre de 2010

Alguna vez se han detenido a pensar en todos esos amigos, que por una u otra razón, vamos perdiendo, hoy es mi momento, y este recuerdo viene a colación de haber visto el domingo pasado, a una nietecita de un gran amigo que ya no está.  Al mirarla vi rasgos y expresiones de el, y no pude evitar hacer un recuento de lo que sería su vida si hoy estuviera entre nosotros, se que sería inmensamente feliz, porque tiene unos hijos maravillosos, son cinco, hombres y mujeres que supieron sobreponerse a tan temprana edad  a su dolor de perderlo, y recordarlo como ese padre que definitivamente, querían tener.  Acostumbran, utilizando la modernidad de la comunicación, a enviarle mensajes en su aniversario, con la esperanza que donde quiera que este, y si existe el facebook, el pueda leerlo en sus muros.
Se, que de estar con nosotros, hoy me comentaría de su satisfacción al ver en lo que se han convertido sus hijos.  Tres mujeres,  dos hombres, tres nietos, dos nietas y una por llegar.  Si alguien me preguntara sobre su Talón de Aquiles, le diría, sin temor a equivocarme y definitivamente “sus hijos”, esos mismos hijos, que hoy son adultos exitosos, son compañeros y amigos, y si alguna nube cruzara sobre ellos, tratando de   romper lo que con tanto cariño recuperaron, estoy segura de que no lo permitirían, porque han heredado de ti, la debilidad por la familia. De tus nietos, quiero contarte, que son niños maravillosos, que están recibiendo el mismo amor que tu le diste a sus padres, y que en algunos de ellos, tus gustos se repiten, hay mucho de ti en ellos, como también hay mucho de tu físico en tus hijas, es como dejar una foto tuya, pero con movimientos.
Si estuvieras aquí y me preguntaras si fue lo correcto irte, te diría con una rotunda y egoísta respuesta que “no”, que debiste quedarte, que tenias la obligación de seguir entre tus seres queridos, que tus hijos te necesitaban, que aun tenias mucha vida y alegría que dar.   Pero la realidad, es que era tu momento, porque seres como tú, y siempre lo he dicho, no duran mucho en este mundo, tu misión había concluido, tu vida de conciliación y cariño hacia los que te rodeaban, ya había dado sus frutos, por eso querido amigo, hoy te digo sin dolor, “que hiciste bien”.      

   
   

sábado, 20 de noviembre de 2010

"Una vida hermosa"

Hoy,  en el programa de Nuria Piera, oí a Freddy Beras Goico en su entrevista del 2007, contestar a Nuria una pregunta que esta le hiciera,  en ese momento perdí  un poco la atención, pero algo así como  “que lo motivaba a seguir viviendo”, él  le mostro una foto de su nietecita y le decía “esto es lo que me motiva, quiero verla crecer, quiero verla casarse y sé que lo veré”.  Esta respuesta de Freddy me llevo a lo que tantas veces he pensado de la muerte, y es que la muerte en sí, no es lo que asusta, lo que te entristece  es pensar en los tuyos, en la vida que dejas con ellos, en lo que te perderás.  Al igual que Freddy, pienso en cómo serán sus vidas cuando ya no estemos, pienso en una generación de los míos, que sabrán que existió, de una forma muy vaga, “una abuela, una tía abuela”, porque sus madres, en algún momento, le hablaron de su existencia y de lo que significaron para ellas.  Es pensar en a Alana, verla crecer, casarse, es pensar en Jimmy hombre, ¿como será?, en todos nuestros “enanos”, es pensar  que llegara un momento en sus vidas, que sus recuerdos serán  totalmente difusos.  Todo esto, también me lleva a pensar,  que lo más importante es, “vivir” el día a día a plenitud con ellos, es darle todo el amor, darle nuestro tiempo y nuestras experiencias, porque la vida es eso, un tiempo que Dios nos presta, nos dice “ahí les dejo a esas criaturas, dependen totalmente de ustedes, ámenlo, respétenlos y déjenlos preparados para continuarlos”
La vida, como todo, es un ciclo, todo comienza, todo termina, lo importante es terminarla bien y en paz y comunión con Dios.
   

domingo, 14 de noviembre de 2010

Infancia y navidad

Las navidades siempre han ejercido en mi una influencia de bienestar y alegría,  es la época  en que recuerdo  a mi mama poner  un empeño especial  en la decoración de la casa, la recuerdo lavando las mismas cortinas viejas, que luego ella hacía parecer nuevas, las colocaba con entusiasmo, preparaba su árbol  de navidad, haciendo una meseta de madera vieja, que luego decoraba con papel de ladrillo,  arriba colocaba algodón para simular la nieve, luego el árbol y por último el pesebre, los animales y el pueblito.  Podía estar en la peor situación económica, pero esto nunca era obstáculo para que sus hijas disfrutaran de un iluminado arbor de navidad con un emotivo pesebre donde cobraban vida la Virgen María, San José y el niño Jesús.  La cena de navidad y año nuevo la pasábamos en casa de Tía Pura, desde temprana hora de la mañana tomábamos un yola que nos cruzaba de la margen oriental del Rio Ozama a la margen occidental,  al nivel  donde hoy se puede ver claramente la Ceiba de Colon, en la hoy Avenida del puerto.   Caminábamos toda la Ave. Mella, la cual se convertía en ese mes de diciembre, en una maravillosa  experiencia por estar decorada a todo lo largo, por llamativos puestos de frutas y dulces, que solo veíamos en esa época del año.  Al llegar a casa de Tía Pura, en la Santome 106, poníamos de inmediato manos a la obra, mami iniciaba con los preparativos de  los víveres para los pasteles en hoja, Tía Pura iba y venía del Mercado Modelo, que para aquella época, era toda una experiencia visitarlo, y que por suerte, nos quedaba en frente, la recuerdo como hoy, cargada de vegetales frescos y todo lo que fuera necesario para una perfecta cena de navidad.  En casa de Tía Pura hacíamos  todo, los pasteles en hoja, los pastelitos, el cerdo lo compraban ya asado.  Al final del día, al terminar la jornada de trabajo, llegaba Lourdes quien rápidamente, y con un arte que solo ella poseía, acomodaba una hermosa y perfecta  mesa, que luego sería complementada por todos los miembros de la familia, Tío Antonio, Tía Pura, Mami, Tono, Lourdes, Mundo, Daniel, Yolanda,  a los pequeños, nos acomodaban en una pequeña mesa que colocaban al lado de la principal, en ella estábamos mis hermanas, mi primo José y yo,  todo era perfecto, ameno.  Luego de terminar la cena, mis primos, principalmente mi primo Tono, nos llevaban al balcón y ahí iniciaba la más espectacular fiesta de fuegos artificiales, dirigida por ellos, Tono era único en esto, le gustaba ver la sorpresa reflejada en nuestros rostros.  Luego de terminar la cena, la fiesta de fuegos, Lourdes se ocupaba de prepararnos un poco de cada cosa, cerdo, pasteles en hoja, pastelitos, frutas, telera y los vegetales, para que al día siguiente pudiéramos prepararnos un almuerzo de navidad.  Y así lo hacía mami, preparaba una hermosa mesa con la comida de la noche anterior, solo que esta vez,  éramos nosotras cuatro.
Es por esas navidades vividas, por esos recuerdos tan familiares, que nunca dejare perder esa costumbre, esa tradición del arbolito de navidad, del nacimiento, de las luces y sobre todo de la cena en familia, para que nuestros hijos también tengan momentos tan especiales como estos, y para que a su vez den a sus hijos, iguales momentos.
Dejar perder estas costumbres familiares, es como perder otra vez a “Ytalina”, esa mujer, que supo sacar de su soledad y su pobreza, alegría y sueños para sus hijas.